Esta es la segunda cinta de Yonebayashi después de la excelente Arrietty y el mundo de los diminutos (2010), también realizada en Ghibli. Con esta nueva cinta, Yonebayashi logra mantener esa sensibilidad especial que es el sello de las cintas que salen de este estudio.
Esta película conserva algunos de los elementos típicos del universo de Miyazaki, como es el tema central acerca de los conflictos internos de una adolescente, no obstante se trata de una cinta con una sensibilidad más adulta, siendo a la vez más moderada en el desbordado despliegue de fantasía que ha caracterizado a los filmes de este estudio.
Como sucede con todas las cintas de Ghibli, la calidad de la animación deja con la boca abierta a pesar de haber un escaso uso del digital (tal vez por esa misma razón) y ello, junto con exquisitos detalles y el ritmo pausado de la narración, logran transmitir un sensación de estar realmente en los lugares por los que merodea la protagonista, sobre todo cuando se trata de parajes naturales como la orilla de un río o un sendero a través de la hierba.
La historia es acerca de Anna, una adolescente que vive atormentada y con una bajísima autoestima, provocada por la temprana pérdida de sus padres. Ella vive con una tía en Sapporo y la situación se hace tan difícil que esta decide enviarla por una temporada a vivir al campo, en Hokkaido, a casa de unos parientes. Allí Anna intenta insertarse en este nuevo y tranquilo entorno, pero sin éxito porque el problema es ella. Esto la hace entrar nuevamente en su mundo interior y en estas circunstancias conoce a la misteriosa Marnie, una niña europea que vive en una mansión abandonada que se encuentra a las afueras del pueblo. Ambas se hacen amigas entrañables y en la medida que la amistad evoluciona, Anna va descubriendo hechos que tienen que ver con su propia historia.
El tratamiento de lo fantástico es el que suele encontrarse en todas las películas de Ghibli, es decir, la protagonista acepta sin cuestionamientos a esta niña que evidentemente viene de otro plano de la existencia y tampoco se ofrecen innecesarias explicaciones a la audiencia, haciendo que la historia se centre en mundo interno de la protagonista y su evolución.
Como señala Miyazaki, la era de la animación con lápiz y papel está llegando a su fin y bien puede ser esta una de las últimas exponentes de esa técnica. Si es así, When Marnie Was There es digna de bajar esa cortina.
Dirección: Hiromasa Yonebayashi
Producción: Toshio Suzuki
Guión: Hiromasa Yonebayashi, Keiko Niwa, Masashi Ando
Basada en La novela Cuando Marnie estuvo allí de Joan G. Robinson
Música: Takatsugu Muramatsu
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