domingo, 27 de julio de 2014

El viento se levanta (Kaze Tachinu, 風立ちぬ, 2013)



Basta con decir que esta es la última película del maestro Miyazaki, para que seguidores en todo el mundo hayan corrido a verla (o a conseguirla en nuestro caso, dado que seguramente no se va a estrenar acá) deseando ver una nueva historia llena de magia, fantasía exuberante y nostalgia a raudales, todo ello en la dosis justa para transportarnos a nuestra niñez y hacernos sentir emociones que creíamos olvidadas.

Pero el Viento se Levanta es una película diferente a los trabajos previos del Walt Disney Japonés, así como de algún modo le era Ponyo en el Acantilado (2008). En este caso Miyazaki hace un giro y nos entrega una historia más apegada a los cánones convencionales del cine que sus entregas anteriores, lo que puede llegar a decepcionar a quienes buscan un nuevo viaje de Shihiro u otra princesa Mononoke.


Se trata de una película de un cineasta maduro, crepuscular (Miyazaki ha afirmado que se trata de su último trabajo) y que habla sobre la vocación, la disciplina y el amor.

Es la historia de Jiro Horikoshi, un joven japonés apasionado por la aviación que desarrolla una carrera como brillante ingeniero en la industria japonesa aeronáutica en los años previos a la segunda guerra mundial. A lo largo de la película, acompañamos a Jiro a medida que va perfeccionándose como ingeniero tanto en Japón como en Alemania, donde es enviado por el Gobierno a aprender sobre la más avanzada tecnología de sus aliados y luego de regreso en Japón, donde termina diseñando el casa Zero, conocido como el avión más rápido de la segunda guerra mundial.

Miyazaki centra la historia absolutamente en el personaje de Jiro, pemitiéndonos como espectadores entrar hasta en sus sueños (las secuencias más interesantes son las oníricas, donde hay un despliegue de la magia características de sus películas), siendo el resto de los personajes absolutamente secundarios, incluso para el mismo Jiro, quien está obsesionado con el diseño de sus aviones. Incluso cuando se entera que Nahoko, su novia, está enferma de muerte, en el tren camino a encontrarse con ella no deja de diseñar, dejando en claro que su trabajo está por encima de todo. Esto resulta un poco duro de tragar y a ratos se tiende a perder la empatía con el personaje, lo que unido al lento ritmo de la segunda parte de la película hace que sea difícil seguirla hasta el final.

Se trata de una película que homenajea el espíritu de superación y de trabajo de los japoneses, lo que junto al esfuerzo y genialidad de personas como Jiro, les permitió convertirse en potencia industrial en pocos años.

No se trata de la mejor película de Miyazaki, no obstante es una gran película que cuenta con la usual animación de las cintas salidas de la compañía Ghibli, que quita el aliento por su calidad y perfección.

Director: Hayao Miyazaki
Guionista: Hayao Miyazaki
Productor: Toshio Suzuki
Supervisor de Animación: Kitaro Kosaka
Diseño de sonido: Koji Kasamatsu
Director de arte: Yoji Takeshige
Música: Joe Hisaishi
Editor: Takeshi Seyama


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