martes, 17 de septiembre de 2013

El Harpa Birmana (ビルマの竪琴, Biruma no tategoto, The Burmese Harp, 1956)


El cineasta japonés Kon Ichikawa (Fires on the Plain, 1959) y su esposa la guionista Natto Wada, adaptaron para el cine en 1956 una popular novela del escritor Michio Takeyama, que recogía el espíritu anti bélico que imperaba en Japón en los años posteriores a la guerra y la transformaron en la poética película titulada El Harpa Birmana, que se convirtió en la más popular y taquillera realizada por Ichikawa. La película le valió al director fama internacional y numerosos premios, siendo incluso nominada al Oscar a la mejor película extranjera.

En la restaurada edición en DVD de Criterion Collection es posible ver una entrevista al director en la que narra cómo fue el proceso de adaptar la novela, para lo cual él y la guionista tuvieron que eliminar el tono un tanto ingenuo de la novela y añadirle el dramatismo propio de una película de guerra.

El Harpa Birmana narra la historia de un pelotón del ejército japonés que se encuentra en las selvas de Birmania al terminar la segunda guerra mundial. Japón está a punto de capitular y el capitán Inōye ordena a su pelotón entonar canciones populares para elevar la moral de la tropa. Esto lo hace aprovechando la habilidad del soldado Mizushima (Shojii Yasui) para tocar un harpa que lleva consigo para todos lados. Esta práctica musical es lo que les salva la vida una vez terminada la guerra, ya que al oir la música, el pelotón inglés con el que se han topado evita abrir fuego.

Una vez perdida la guerra y cuando ya se encuentran prisioneros de los británicos, a Mizushima se le encomienda la misión de ir a convencer de rendirse a otro pelotón japonés que se encuentra atrincherado en una colina y que se niega a hacerlo. A Mizushima se le indica que si no logra su cometido, ese pelotón será acribillado, cosa que finalmente sucede a pesar de los esfuerzos del soldado, quien resulta herido y es dado por muerto.

Mizushima es rescatado por un monje budista quien lo alimenta y le presta primeros auxilios, pero el soldado al despertar solo ve un medio de volver rápido a su pelotón, por lo cual le roba las vestimentas al monje y se adentra en la selva disfrazado. En el camino va encontrando los cadáveres de sus compatriotas esparcidos por doquier, experiencia que lo transforma profundamente, puesto que sin explicación alguna, decide no volver a su pelotón y en lugar de ello se adentra nuevamente en la selva como un monje budista con la idea de enterrar los cuerpos de los japoneses que han quedado a la intemperie.

Cuando sus compañeros casi se han resignado a la idea de que Mizushima  ha muerto, un día se lo topan caminando vestido de monje, pero al no dar éste señales de reconocimiento, dudan si se trata de la misma persona. De este modo la película se aleja del tema bélico propiamente tal y se va armando una historia en torno a la tensión que se crea por la ansiedad de los soldados de encontrar a Mizushima a toda costa antes de tener que embarcarse de vuelta a Japón. Como espectadores no entendemos la extraña actitud de Mizushima de no querer ser encontrado por sus camaradas, hasta casi el final cuando a bordo del barco que los lleva de vuelta a Japón, Inōye lee a su pelotón la carta que les ha dejado Mizushima como despedida.

La película está filmada en blanco y negro a pesar de que en el año en que se filmó ya se usaba la película a color, no obstante Ichikawa acertadamente desechó esta posibilidad, ante la dificultad que implicaba acarrear el costoso equipo a la locación donde se filmó la película (que no fue en Birmania, salvo por algunas escenas de templos budistas). A pesar de los excelentes resultados, Ichikawa hizo un remake en color de la cinta en 1985, no logrando los resultados de la original.

El Harpa Birmana habla sobre el compañerismo y la lealtad a toda prueba que surge entre los hombres que han convivido y sobrevivido situaciones traumáticas y es un ejercicio de contraste entre la belleza de la vida y la brutalidad de la guerra. De hecho, la película está bellamente fotografiada, la historia está narrada a un ritmo pausado que invita a la reflexión, hay personajes y situaciones humorísticas, pero al mismo tiempo es bastante gráfica a la hora de mostrar los estragos físicos y psicológicos de la guerra.

Director: Kon Ichikawa
Productor: Masayuki Takagi
Escrita por: Michio Takeyama (novela), Natto Wada
Protagonistas: Rentarō Mikuni, Shoji Yasui, Jun Hamamura
Estudio: Nikkatsu
Fecha de estreno (parte 1) 21 Enero 1956; (parte 2) 12 Febrero 1956 (Japón)

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