viernes, 5 de abril de 2013

La Balada de Narayama

La balada de Narayama es un cuento tradicional japonés que gira en torno al tema del cambio generacional, el auto sacrificio y la decadencia moral de un pueblo.

La historia transcurre en una zona rural en el japón pre moderno (siglo XVIII o XIX), época en la cual las personas debían luchar por el sustento diario
valiéndose de su fuerza física para cazar y cosechar la tierra. Por lo tanto, no era fácil la vida cuando se llegaba a la vejez y no se podía aportar a la comunidad. La tradición local dictaba que al llegar a los setenta años, las personas debían ser conducidas a lo alto del monte Nara para dejarlos ahí a la intemperie hasta morir y servir de alimento a las aves de rapiña. Este es el destino, el curso natural de las cosas en esta pequeña comunidad.

La historia se centra en la anciana Orín, madre de Tatsue quien es el lider de la comunidad. Orín considera que ya ha llegado a la edad en la que le corresponde morir, no obstante goza de excelente salud y ni siquiera ha perdido su dentadura, lo que la hace sentirse culpable por seguir consumiendo los recursos que deberían estar completamente destinados a su hijo y su cuñada, quienes aún están en edad de tener más hijos que aporten al sustento familiar. Por esta razón, Orín decide apresurar las cosas, machacándose los dientes contra una piedra. De esta manera deberá ser conducida a su muerte en el monte Nara.



     Escena de "la balada de Narayama" de Keisuke Kinoshita, (1958)

Este cuento tradicional japonés ha sido material para una novela escrita por Shichiro Fukazawa y ha sido llevado al cine en dos oportunidades. La primera versión data de 1958 y es una hermosísima película dirigida por Keisuke Kinoshita, uno de los maestros del cine japonés, aunque menos conocido en occidente que sus contemporáneos Kurosawa y Naruse.

La película está hecha visualmente a modo de cuento tradicional japonés, narrada al estilo del teatro kabuki. Incluso en el inicio es presentada por un narrador joruri y los títulos se presentan en un telón que al descorrerse da paso a la película, filmada casi completamente en sets.

Todo el desarrollo posterior es extremadamente estilizado, como en el mejor cine expresionista, tal como se aprecia en los fotogramas. Los colores juegan un rol fundamental (Kinoshita dirigió en 1951 la cinta Karumen kokyo ni kaeru, la primera película japonesa en colores)




La segunda versión de este cuento, fue llevada al cine en el año 1983 por el reconocido y caótico cineasta Shoei Imamura (la cinta ganó la Palma de Oro en Cannes ese año), también responsable de películas como Los Pornógrafos (1966), Lluvia Negra (1989) y la premiada La Anguila (1997).

Esta segunda versión es más realista en la puesta en escena y elabora un visión más irónica acerca de la sociedad japonesa, las tradiciones y la hipocresía de las nuevas generaciones. También es una película con una carga sexual y humorística mucho mayor que la versión de Keinoshita, siendo a la vez más descarnada a la hora de mostrar la crueldad de los habitantes del pueblo.

Si en 1958 Kinoshita elaboraba una película en un tono contemplativo, acorde al carácter y actitud de la protagonista Orín, en esta segunda versión, Imamura se distancia un poco de la anciana y nos presenta varias situaciones paralelas con personajes diversos y un tono en general más amargo y pesimista respecto de la naturaleza humana.



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