domingo, 13 de enero de 2013

Fires on the plain (1959)



Cuando se piensa en el cine japonés en general se vienen a la mente nombres como los de Kurosawa, Ozu y Mizogushi, pero rara vez se recuerda el nombre de Kon Ichikawa, tardíamente descubierto en occidente.

Se trata de un cineasta que por haber logrado un estilo propio, pasó rápidamente a formar parte de la lista de los grandes directores procedentes de Japón, gracias a películas como El harpa Birmana (1956) y Fires on the plain (1959)



Esta última es una cinta (anti) bélica, ambientada hacia el final de la segunda guerra mundial cuando Japón se encontraba en tierra derecha hacia la derrota. En algún recóndito lugar de las Filipinas, un grupo de soldados abandonados a su suerte trata de sobrevivir capeando a las fuerzas enemigas y al mismo tiempo, haciéndose el ánimo de cumplir las órdenes imperiales de luchar hasta morir. Pero la lucha que llevan a cabo no es tanto contra el enemigo sino contra el hambre permanente, la sed, las tormentas tropicales, las enfermedades y lo peor de todo, la alienación mental que hace a algunos de ellos convertirse en caníbales.

La historia se centra en el soldado Tamura (Eiji Funakoshi), enfermo de tuberculosis y a quien se le ha denegado el tratamiento médico, recibiendo en cambio la orden de inmolarse ante el enemigo usando su última granada.

Tamura vagabundea por el extraño paisaje tropical, sin rumbo ni misión algunas, en una especie de descenso al infierno, sensación que se acentúa por el hecho de tratarse de una película bellamente fotografiada, lo que funciona como una especie de contrapunto al horror. Se trata de este modo de una cinta poética, donde los aspectos más atroces de la guerra son sugeridos a través de detalles y de lo que no se ve, a diferencia de la mayoría de las películas bélicas a las que estamos acostumbrados donde lo primordial son las secuencias de batallas.

En general en la filmografía de Ichikawa el aspecto visual es muy importante, razón por la que fue criticado en su tiempo. Algún crítico lo acusó de ser negligente en el desarrollo intelectual de sus películas y de exacerbar el aspecto visual. No es de extrañar, puesto que Ichikawa inició su carrera haciendo cintas de animación.

No obstante, esta preocupación por lo visual es también su fortaleza, puesto que, como lo señaló Tadao Sato, "Ichikawa trata consistentemente de poner en imágenes algo metafísico que es invisible". De aquí proviene la poesía de Fires on the plain, un bello y terrible viaje onírico que lleva a los personajes a una zona límite, donde dar un paso más allá implica abandonar toda consideración moral si se quiere seguir viviendo.

Pocas películas de guerra han retratado las atrocidades del conflicto de manera tan eficaz y a la vez con tan pocos recursos técnicos. A modo de ejemplo, hay una secuencia cómica y a la vez terrible en la que Tamura reemplaza una de sus desintegradas botas, por otra que ha encontrado flotando en un lodazal, bota que se encuentra apenas en mejor estado que la suya, pero que no obstante constituye un preciado hallazgo para el soldado. Se ha dicho de esta triste y conmovedora secuencia que es un homenaje de Ichikawa a Chaplin.

Esta película está basada en la novela escrita por Ooka Shohei (1951), inspirada en las experiencias que el propio autor vivió durante la guerra, por lo cual funciona a la vez como una suerte de testimonio y mea culpa acerca de los horrores que tuvieron lugar en las Filipinas. Solo cabe mencionar que las acciones de canibalismo se encuentran documentadas.

A diferencia de otras películas de guerra que hablan de viajes de supervivencia, donde el público siente que los personajes avanzan hacia algo, la salvación, el regreso a casa, etc, en esta película no van a ninguna parte, no tienen una meta, la muerte es para ellos la única salida. Saben que la guerra está perdida, no hay nada a lo cual "volver", no obstante Tamura desea volver a la vida de seres humanos normales. Por ello al final de la película camina hacia el humo de los fuegos en la pradera, que sale de la quema de rastrojos agrícolas.

Hay una excelente versión de esta película editada por la siempre impecable Criterion Collection, que viene con una entrevista a Donald Richie y un breve documental sobre Ichikawa.

Reparto

Eiji Funakoshi: Tamura
Osamu Takizawa: Yasuda
Mickey Curtis: Nagamatsu




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