sábado, 22 de diciembre de 2012

The River (1997, 河流; He liu)

En la linea del cine post moderno o de las nuevas cinematografías, que se han abierto camino en la escena contemporánea por oposición al cine "convencional" industrial, la cinta The River del Taiwanés Tsai Ming Liang, es un ejemplo contundente de esta forma de vanguardia de hacer cine, más cercana al vídeo arte que al cine de cabritas.

La anécdota que sirve de excusa para dar inicio a The River es, en un ejemplo de cine en el cine, la filmación de una secuencia para una película de bajo presupuesto en la que se debe simular un cuerpo humano flotando en las aguas de un contaminado río urbano. El maniquí no resulta y por ello, uno de los operarios del equipo debe hacer de cuerpo flotante. Poco tiempo después, esto le provoca una fuerte infección en el cuello, lo que da origen a un recorrido por distintos lugares buscando una cura.

La película casi no tiene diálogos ni una estructura narrativa convencional ni mucho menos los típicos elementos de puesta en escena y montaje que solemos ver en el cine. Casi todas las escenas están filmadas con cámara fija y en plano general, mostrándonos acciones que los personajes llevan a cabo sin un contexto ni una aparente función en el proceso de construcción del relato. Por ejemplo, en una secuencia se nos muestra a una mujer operando un ascensor, abriendo y cerrando la puerta, subiendo y volviendo a bajar.


Vemos diferentes acciones llevadas a cabo por personas aparentemente sin conexión una con la otra. El jóven que más tarde se va a sumergir en el río se encuentra con una chica que no ve hace dos años y terminan haciendo el amor en una oscura habitación de un hotel, para luego separarse y perderse nuevamente. Un hombre ya mayor, lucha infructuosamente contra una gotera que comienza a caer desde el cielo de su dormitorio y mientras más trata de contenerla, más agua cae. Es un acto casi cómico, como en una película de Chaplin, donde se sabe de antemano que los esfuerzos por evitar al catástrofe son inútiles.

Solo después de casi una hora de película, entendemos que los personajes, el jóven, el hombre de la gotera y la mujer del ascensor, son una familia, aunque completamente disfuncional. No hay comunicación entre ellos, los padres no se dirigen la palabra en toda la película y los lugares donde habitan y por donde circulan para hacer sus actividades son completamente claustrofóbicos (¿nos habla  de las condiciones de vida en la sobrepoblada urbe?).

Por otro lado, las actividades que llevan a cabo los personajes no tienen ningún sentido más allá que el hacerlos ocupar su tiempo en algo. Intentar tapar una gotera, sentarse a una mesa a comer, apretar los botones de un ascensor, dan cuenta del sin sentido de sus vidas y son acciones que se presentan de manera reiterada en la película, para hacernos sentir el ritmo de su pesada existencia, cruzada de manera transversal por el agua que lo aglutina todo y que lejos de ser un elemento purificador, tiene una presencia maligna y viva.

Es una película de personas alienadas, de una vida alienada en un entorno urbano que no da lugar a la comunicación y menos a los sentimientos. Los únicos momentos de vida en la película ocurren en la oscuridad de las habitaciones donde los cuerpos se acarician hasta alcanzar el paroxismo sexual, no obstante tratarse de encuentros anónimos, donde ni siquiera los espectadores identificamos fácilmente de quienes se trata.

Tsai Ming Liang, en la tradición de otros postmodernos como Polanski, Antonioni y Lynch, sabe utilizar los elementos del entorno de los personajes para hablarnos de su estado mental, existencial y elaborar un discurso acerca de aspectos que trascienden a los personajes y a la anécdota, en este caso, las condiciones urbanas el malentendido desarrollo y la incomunicación.

Director: Tsai Ming-liang
Productor: Shiu Shun-ching, Chung Hu-ping, Hsu Li-kong
Escrita por: Tsai Ming-liang, Tsai Yi-chun, Yang Pi-ying
Reparto: Lee Kang-sheng, Miao Tien, Lu Yi-ching
Año de estreno: 1997
Duración: 115 minutes
País: Taiwan
Lenguage: Mandarin

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